Cara de pan

Si tuvieras una hija adolescente y de pronto un día descubrieras que en lugar de ir a clase se ha pasado las mañanas de los últimos dos meses en el parque en compañía de un hombre adulto. ¿Qué es lo primero que te vendría a la mente? Sara Mesa parte de esta relación inusual para poner a prueba nuestros prejuicios sobre lo que consideramos normal, y por tanto aceptable, y lo que no.

La primera parte de la novela gravita alrededor de la secreta amistad de Casi, una adolescente de "casi" catorce años que tiene problemas de integración en el colegio, con el Viejo, un hombre adulto que no trabaja y se comporta de forma extraña.

Sara Mesa se mete en la mente de Casi para contarnos su visión del Viejo. Desde el primer momento detecta algo extraño en él que la pone en guardia, sin embargo a medida que lo va conociendo, se le va revelando como un torpe y solitario inadaptado interesado en sus dos grandes pasiones: los pájaros y la música de Nina Simone. Casi aprecia su compañía y reconoce que se siente mejor con él que con sus compañeros de colegio, sin embargo sabe muy bien, aunque nadie se lo haya dicho todavía claramente, que hay algo anormal, sospechoso e inaceptable en su amistad.

La segunda parte de la novela relata los acontecimientos una vez se descubre la relación de la niña con el Viejo. Cara de panes una novela corta, de poco más de 130 páginas, que se lee casi de un tirón gracias a una prosa sencilla, concisa y directa. Me maravilla la destreza de esta autora para poner en el ojo de mira la tranquilidad con la que nuestra sociedad excluye y condena a todos los que no se ciñen a la normalidad: ese código moral que actúa como un rígido corsé y nos dicta cómo y con quién es correcto relacionarnos.

Sara Mesa, que ya demostró con Cicatriz su capacidad para retratar relaciones inquietantes que ponen a prueba el concepto de "normalidad", vuelve a meternos en la piel de dos personajes desarraigados e inadaptados que sin embargo nos ofrecen a mansalva eso que la normalidad no perdona: autenticidad.