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Todo llega, mi primera novela también

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Ha sido un parto lento, sí, muuuuy lento, pero ya lo decía mi abuela: todo llega, lo que no hay es que morirse antes. Así que aquí está, alegre y sonriente, mi primera novela.  Un vacío impertinente ha visto por fin la luz y  ¡ya se puede leer!   Por supuesto, os la recomiendo muchísimo. Es fácil de leer (que no simplona), es divertida (a la par que profunda e inteligente), y sobre todo: no hay ningún personaje normal, son todos únicos y singulares como tú y como yo, y además viven aquí, en este mundo loco que nos ha tocado vivir y que lo mismo nos maravilla que nos desconcierta.  SINOPSIS:  "La muerte de Lucía, la novia de Pablo, marca el inicio de la diáspora de su grupo de amigos. A partir de ese momento la pérdida irá entrando en sus pequeñas vidas dispuesta a dinamitarlas. Con un estilo fresco y una prosa adictiva, Un vacío impertinente  nos sumerge en el mundo emocional de unos personajes cuyos  microuniversos se entrelazan y avanzan en paralelo. Acción, introspección,

Tú no eres como yo: el principio del odio

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“No te conozco de nada, ni falta que hace. Tú no eres como yo. Tú no mereces un techo, ni amigos, ni amor, ni trabajo. Tú y yo no tenemos nada en común porque tú no eres un ser humano . Por eso te ignoro, te rehuyo, te excluyo, niego tus derechos y te trato con asco”. Ese es el discurso mental de una persona que siente hostilidad y desprecio hacia un desconocido basándose en una serie de prejuicios sobre el nivel de melanina de su piel, sus creencias religiosas, la persona a la que ama, su manera de ser hombre o mujer, sus capacidades físicas o mentales o su nivel de pobreza. Prejuicios que si no se cuestionan, escalan a la agresión directa: “Por eso me burlo de ti, te insulto, te escupo, te empujo, te amenazo, te pateo, te acuchillo o te pego fuego mientras duermes en un cajero”. Esa es una de las muchas cuestiones que se trataron los pasados 6 y 7 de octubre en el El I Congreso Internacional sobre la Infradenuncia de los delitos de odio , organizado por la Asociación Columbares

Tu verdad

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Hace unos meses alguien me dijo: "la verdad te hará libre". Es una frase bonita, resultona, muy de post de Instagram. La persona que me la dijo no tiene cuenta de Instagram y no es dada a ir dando consejos, incluso cuando se los piden. Sin embargo esa tarde, por alguna razón que yo no logré captar, quiso despedirse de mí solemnemente, dejando salir esas palabras de su boca lentamente, como si me estuviera entregando un mensaje importante que no debía yo olvidar fácilmente.       Asentí con cara de haber recibido una gran enseñanza pero lo cierto es que no me interpeló lo más mínimo. En esos momentos no estaba yo buscando ninguna verdad y no veía qué podía tener eso que ver con mi libertad. Así que como me suele pasar con las cosas que no me mueven internamente, dejé caer la frase en un saco vacío y me olvidé por completo de ella.      Sin embargo así como las cosas van y vienen y todo puede cambiar en un segundo, unos meses después me vi de pronto interesadísima en el asunto

Va por ti, Plutón

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Plutón vendría a ser el Jacques Derrida de la astrología: te hunde, aunque sólo para desmontarte.Es el planeta de la muerte y la destrucción, pero no viene a enterrarte, sino a deconstruirte. Este pequeño planeta cabrón te sume en la miseria y la desesperación y si crees que tienes algo, por poco que sea, te lo quita. Es malo, muy malo, sí, pero no es cruel: su intención última es que vuelvas a empezar de cero con las cuatro cosas que te queden, literalmente, claras. Como lo malo, si largo, dos veces malo, Plutón es el que menos prisa tiene de todos los planetas del sistema solar. Avanza como el elefante: lento pero aplastante. Tarda 240 años en darle una vuelta al sol, lo que quiere decir que se pasa unos 20 años en cada signo y que un aspecto de Plutón sobre tu carta natal puede durar entre tres y cinco años. En estos momentos Plutón está retrogradando sobre mi Venus natal, lo que a la práctica de traduce en que me dio un primer calambrazo en primavera, ahora vuelve a la c

El tiempo suspendido

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Una mala pregunta difícilmente anima a una buena respuesta. Puede pasar, claro, todo puede pasar. Pero el caso es que no suele hacerlo. A preguntas mal enfocadas, respuestas que te despistan y acciones que te alejan de lo que buscas. Raquel Friera y Xavier Bassas son los responsables del Instituto del Tiempo Suspendido, que no es ni una aplicación para tu móvil ni una nueva serie de Netflix. Es a dónde les ha llevado una pregunta: ¿Cómo es tu relación con el tiempo? Si tu respuesta ante eso es: "todo bien, ningún problema" no pretendo hacerte perder tu preciado tiempo: sal de este blog. Si por el contrario tú también llevas tiempo preguntándote por qué de un tiempo a esta parte el tiempo se te escurre entre las manos sin saber cómo evitarlo, esto te puede interesar. En este mundo tecno-capitalista-desbocado que tiende a un exhibicionismo estéril y bochornoso donde muchos muestran nada, ellos llevan tiempo mirando hacia otro lado y lo que es todavía mejor, se han tomado el

Dinámica de equilibrio

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Todo agujero negro reacciona en función de la energía del campo sin masa al que se acopla. Si el campo es enérgico el agujero se vuelve compacto, si su energía mengua, o se dispersa, se producen oscilaciones geométricas en el agujero negro. Está demostrado que los perfiles, tanto el local como el foráneo, al ser enfrentados a fenómenos de acoplo fuerte, revelan una naturaleza delicada, frágil. Sin embargo las oscilaciones que se liberan en ese encuentro manifiestan una flexible permeabilidad dispuesta al reequilibrio. La introducción de una pared rígida en ese escenario devuelve de inmediato al campo sin masa a su estado inicial, y al agujero negro a su estado primero, sin que por eso la energía del acoplamiento se vea alterada, si bien el espacio se modifica convirtiéndose en un espacio de 1 +1+X dimensiones. La dinámica de equilibrio se revela aquí como un proceso orgánico. En un momento inicial, el agujero negro tenderá a fundirse con el cuerpo energético, que al avanzar a

El camino de vuelta a casa

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Fin de cualquier atisbo de crisis existencial, amorosa o vocacional. En el momento en que encuentro un buen libro se me pasan todos los males y me hallo en paz, en orden, feliz con mi lugar en el mundo. La única dificultad que presenta este modus vivendi es que no es tan fácil encontrar el libro perfecto para cada momento. Descubrir, de entre todos los libros del mundo, ese que ante mi posición concreta y mutable en la vida, me cuenta justo lo que me interesa. Ese que sin que lo supiera quién lo escribió, hace dos años, tres décadas o cuatro siglos, estaba destinado a llegar a mí en este preciso instante, y en ningún otro. Hay infinidad de libros excelentes, maravillosos y sublimes, pero el libro al que yo aspiro, el que yo busco para adentrarme en él sabiendo que saldré siendo otra, es el que fue escrito bajo la misma nebulosa por la que yo transito en mi presente. Es por eso que llevo siempre conmigo una larga lista de posibles futuros libros. A la hora de la verdad, lo más p

La cara B del Coronavirus (III)

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La situación de confinamiento obligatorio en la que nos encontramos está poniendo contra las cuerdas a mucha gente. Para entender mejor este fenómeno he contactado con alguien que se mueve como pez en el agua en las corrientes de la filosofía y la sociología. No tiene ningún afán de protagonismo, así que acepta enseguida lo que se ha convertido ya en una constante de mis entrevistas: la identidad del mensajero se desdibuja y la atención se centra en exclusiva en sus respuestas. ¿Cómo está viviendo usted el confinamiento obligatorio? A nivel personal lo vivo como la irrupción radical de lo trágico en lo cotidiano. ¿Y a nivel colectivo?  Las situaciones que escapan a nuestro control y nos lanzan a la incertidumbre nos recuerdan nuestra fragilidad, algo con lo que en general no nos manejamos muy bien. ¿Por qué no? Vivimos en una sociedad frenética que nos fuerza a estar constantemente en movimiento, trabajar, producir, conseguir cosas, ser vistos. El tiempo de ocio

La cara B del Coronavirus (II)

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Él, conoce muy bien los entresijos de los medios de comunicación. Yo, me irrito cada vez que veo cómo anuncian el número de víctimas del Coronavirus como si fueran unas cifras nunca vistas. El año pasado 15.000 personas fallecieron en España a causa de la gripe y 50.000 tuvieron que ser hospitalizadas. Lo he contactado para que me lo explique. De mi entrevistada anterior aprendí que lo interesante es el mensaje, no el mensajero. Le propongo mantener su identidad en el anonimato. No se lo esperaba. Es la primera vez, me dice. Siempre hay una primera vez, le contesto. Sonríe, duda, se lo piensa. Finalmente acepta mi propuesta. ¿Qué le parece la cobertura informativa del Coronavirus? Déjeme responderle a esa pregunta a la gallega, es decir, con otra pregunta: ¿Sabe usted quién paga el sueldo de la mayoría de periodistas y tertulianos de este país? No Los medios de comunicación no son ni pequeñas ni medianas empresas. Forman parte de grandes grupos empresariales. Dígame un canal

La cara B del Coronavirus

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Es una de las mentes más brillantes y más desconocidas de nuestro país. Le he pedido una entrevista para conocer sus opiniones sobre lo que está sucediendo actualmente en España. Me la ha concedido con una única condición: seguir en el anonimato. ¿Por qué? Me gusta vivir tranquila y alejada del ruido mediático. Lo importante es el mensaje no el mensajero. Le prometo no desvelar su identidad y horas más tarde, responde a mi llamada de Skype. Empieza invirtiendo los papeles. ¿Por qué le interesa mi opinión? Le contesto brevemente: Tengo muchas preguntas que los medios de comunicación no resuelven. Bien, buscar respuestas es una buena razón para empezar una conversación. Adelante. Cuesta entender que el Coronavirus, que a día de hoy  ha causado 8.800 muertes en todo el mundo y que tiene una tasa de mortalidad inferior al 5%,  sea el responsable del estado de alarma en el que nos encontramos.  ¿Es esto otra maniobra más de las farmacéuticas? No descarto que las farmacéutica

Un apartamento en Urano

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"No soy un hombre. No soy una mujer. No soy heterosexual. No soy homosexual. No soy tampoco bisexual. Soy un disidente del sistema sexo-género”. Ese es el lugar desde el que Paul Beatriz Preciado ha escrito Un apartamento en Urano , un compendio de crónicas que narran el viaje físico, emocional e identitario de Beatriz a Paul Beatriz entendiendo el movimiento trans no como un cambiarse de bando, pasar de hombre a mujer o de mujer a hombre, sino como un acto de rebeldía y deserción de la normatividad binaria. “La norma nos ha dividido. Cortado en dos. Y forzado después a elegir una de nuestras partes.” Escrito en primera persona y plagado de referencias a grandes mentes pensantes como Derrida, Foucault, Simone de Beavoir, Walter Benjamin, Judith Butler o Marx, el libro presenta una selección de más de setenta artículos de opinión escritos durante su proceso de transformación, a lo largo de cinco años, entre 2013 y 2018 y publicados en el periódico francés Libération. Part

Babilonia

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De pronto aquello por lo que te levantabas cada mañana ya no está y te empiezas a preguntar qué haces aquí. ¡Cuidado! Mucho cuidado con ese momento en el que la zanahoria desaparece y el burro se detiene. Puede sobrevenir el aburrimiento y en un intento desesperado por sacudírtelo de encima, se te puede ocurrir hacer una fiestecilla e invitar a tus amigos y a los vecinos de arriba, el matrimonio Manoscrivi. Ese es el punto de partida de Babilonia, la novela de Jasmina Reza que se adentra en lo cotidiano para dinamitarlo. Elizabeth es una mujer francesa de clase media que a sus sesenta y dos años siente el paso de la vida y el peso de la soledad. Su hijo se ha ido de casa, su madre se acaba de morir, su trabajo no la apasiona y su matrimonio avanza sin grandes olas. Para darle un poco de vidilla a su existencia a Elizabeht se le ocurre la brillante idea de organizar una fiesta de primavera a la que invitará a amigos, familiares y los vecinos de arriba: Jean-Lino y su mujer Lyd

Caramba con la monja

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La verdad, nunca me han interesado las santas. Mi interés lo han despertado siempre las otras: las imperfectas mujeres de carne y hueso que habitan la tierra. Y sin embargo reconozco que Santa Teresa, cuya imagen en mi mente correspondía a la de una monja que por allá en el 1500 había vivido una tórrida historia de amor con Dios y que además se había atrevido a dejarla por escrito, me tentaba. Por eso cuando hace unos días rastreaba la biblioteca de una amiga en busca de una lectura estimulante y vi ese librito fucsia con dos nombres impresos en el lomo: Kate O'Brien y Teresa de Ávila, hice el gesto que todos los libros en reposo ansían: estiré el brazo y lo tomé en mis manos.   En la primera página Kate O'Brien, novelista y dramaturga irlandesa, deja claro que escribe este libro porque le da la gana y guiada por la profunda admiración que siempre ha sentido por Teresa de Ávila, la gran reformista, escritora y mística española a la que considera una mujer genial, en el sen

La hija de la española

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Imagínatelo: te llamas Adelaida Falcón, eres una filóloga treintañera y vives en Caracas. Ahora añádele un poco de realidad: Caracas es una ciudad sin ley en la que impera el hambre, la corrupción, el miedo y la violencia. Y un poco de tragedia personal: Tu madre, que es la otra mitad de tu mundo, acaba de morir. Así empieza la novela de Karina Sainz Borgo, una ficción magistralmente insertada en la Venezuela actual. A través de la odisea de Adelaida para sobrevivir al desmoronamiento de su vida, que camina pareja al desmoronamiento del país, asistimos a los abusos físicos y morales de un Régimen que maltrata sistemáticamente a la población civil. A Karina Sainz no le tiembla el pulso a la hora de retratar la barbarie y la impunidad con la que campan a sus anchas los Hijos de la Revolución y aborda con la misma crudeza el dilema que atraviesa a la protagonista y que se debate entre huir de Venezuela, bajar la persiana e intentar mirar hacia otro lado o verse obligada a hacer lo qu

Historias mínimas

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Dice Margaret Atwood que existen cuatro tipos de historias: las de gente ordinaria en tiempos extraordinarios; las de gente extraordinaria en tiempos ordinarios; las de gente ordinaria en tiempos ordinarios y las de gente extraordinaria en tiempos extraordinarios. Al intentar ubicar mis preferencias según esta clasificación, me he dado cuenta que las historias que más me han conmovido últimamente no les suceden a personajes extraordinarios ni tampoco se sitúan en contextos extraordinarios. Más bien les suceden a gente ordinaria, como tú y como yo, que viven en un mundo fácilmente reconocible. Historias mínimas, que diría la crítica. Pienso por ejemplo en La edad deldesconsuelo , de Jane Smiley , en la que un treintañero, casado y con tres niñas pequeñas, cuenta su primera crisis matrimonial. O en No voy a pedirle a nadie que me crea de Juan Pablo Villalobos , en la que estudiante mexicano consigue una beca en la Barcelona actual y se pasea por el campus de la Universidad Autónoma.