Secuestro

Se viste con tu ropa,
habla por tu boca,
y usa tu carmín.
Se cree la dueña de tu casa
pero a mí no me engaña.

La miro y no te veo,
la escucho y no te oigo.
Si te pregunto dónde estás
responde ella, intrusa, 
burlona.

Nada le debes
todo le entregas.
Hiedra que te anega
y te arrastra mansamente
a la orilla de su demencia.

Sé de sobras
que no eres tú quién me insulta.
Es ella, la absurda. 

Ahora te hablo a ti,
a la trémula grieta,
que velas su ausencia.

Dile que yo sé quién es, que yo sí me acuerdo.
Dile que no me marcho, me alejo.
Dile que me busque en sus sueños.
Allí ella me ve 
y yo la veo.